Lucía Imbachí es una mujer realmente enamorada de las artes escénicas. Es una artista apropiada de su proceso, talentosa, resiliente, trabajadora y receptiva, además de siempre estar a disposición de sus grupos de trabajo y del buen desarrollo de los procesos creativos y académicos.
En el primer semestre de 2020 me encontraba viendo principios de danza II, yo había entrado a la carrera en 2018, sin embargo, a pesar de ya haber iniciado mi ciclo profesional, por diversas razones terminé concluyendo mi última clase de ciclo básico en este periodo. En este momento conocí a Lucía, a una Lucía muy responsable, apropiada de su proceso y con una gran ilusión por la danza. En ese momento no era una persona que participara o se hiciera notar mucho, sin embargo, no le hizo falta llamar la atención de los demás para dejar en todos la imagen de ser alguien que se tomaba en serio todas las temáticas técnicas y teóricas vistas en clase, además de ser perfectamente capaz de aplicarlas en la práctica y contagiar alrededor un ánimo de disfrutary trabajar, un gran equilibrio que ella siempre ha sabido llevar muy bien.
No fue sino hasta dentro de 4 años que nos volvimos aencontrar en el entorno académico, en el ensamble de Tecnología y nuevas mediaciones del primer ciclo del año 2024. Este fue un proceso que implicó grandes retos y dificultades para todos los estudiantes participantes. Sin embargo, Lucía logró atravesar por todas estas adversidades de una forma profesional, somática y resiliente. Las condiciones de este proceso en mayor o menor medida nos afectaron a todos, eso es algo que me atrevería a decir a pesar de no tener un testimonio directo de cada uno de mis compañeros. Aún así, como si nada hubiera cambiado desde 2020, Lucía seguía siendo la misma, disfrutando y trabajando duro a pesar detodas las dificultades por las que pasamos de las cuales ni si quiera ella estuvo exenta. Me acuerdo de que hicimos una audición en la que, con su disposición, energía creativa y destreza técnica logró atrapar la atención de todos y ganarcon claridad el rol de Julieta, lo sé porque quería confirmarlo con mis compañeros ya que me había gustado mucho pero no confiaba en mi criterio para valorar una demostración de danza. Destaco su disposición para ensayar, dar propuestas de guión, proponer, observar a sus compañeros y más labores que ejerció como uno de los pilares fundamentales del ensamble que ayudaban a que todo avanzara.
Anteriormente escribí que era la misma que en 2020, pero eso era solo en las cosas que describí, ahora tenía una presencia completamente distinta y evolucionada tanto fuera como dentro de escena. Desde el principio del proceso noté como ahora participaba activamente, se disponía para el proceso común y no dudaba en dar su punto de vista para aportar al desarrollo de todo el ensamble. Incluso en varios momentos tensos y conflictivos ella siempre prestaba una voz de empatía, profesionalismo y optimismo que ayudaba a atacar esas adversidades que en ese momento estancaban al buen flujo del desarrollo de los procesos creativos, técnicos, de planificación y de montaje. Pero su nueva y más madura presencia no se evidenciaba solo en su forma de relacionarse con los demás en estos procesos, sino también en la demostración de su técnica y habilidad en escena. Sus demostraciones eran prueba de un efectivo y largo proceso en el que pulió sus talentos y habilidades, y se nota que hizo el trabajo necesario para que todos estos procesos hicieran parte de la construcción de su yo-artista, de forma que su paso por estos procesos no era un simple viaje de paso como turista, sino que se llevaba todo lo que le servía en su maleta. Aunque este ensamble era interdisciplinar, principalmente presencié su desarrollo evidenciado en la danza, hecho que prontamente cambió.
Tuve la oportunidad de volver a encontrarme con Lucía en la clase de Creación de personaje en el segundo semestre de 2024. En este espacio logré trabajar estrecha y directamente con Lucía en varias ocasiones. Destaco principalmente 3 trabajos en grupo: En el primero yo trabajaba en condición de director y ella trabajaba en condición de productora, en el segundo yo trabajaba en condición de director y ella de actriz, y en el tercero trabajábamos los 2 en la dirección, dramaturgia y ejecución de 2 personajes conjuntos.
En el primero trabajamos para la creación de un personaje de 12 años víctima de una serie de crímenes constantes por parte de un grupo armado. Este era un trabajo muy retador para todos. En este, Lucía ejercía el rol de producción, aún así no dejó de estar implicada en el 100% de los procesos creativos y de dirección, compartiendo sus observaciones basadas en los distintos contenidos técnicos, prácticos y teóricos que ha adquirido en su proceso de formación, priorizando que el trabajo grupal se desarrolle de la forma más eficiente y fluida posible. También se mantuvo todo el tiempo al servicio de la actriz, María Camila, quién con valentía se dispuso a un retoque implicaba un gran compromiso emocional, aspecto con el cual la actriz tuvo siempre el apoyo de Lucía, fue una de las compañeras que no dejó de estar ahí para ella todo el tiempo.
En el segundo proyecto trabajamos en la creación de un personaje con depresión. Lucía siempre estaba en disposición para trabajar horas fuera de clase, recibía con atención todas las directrices que le daba y comunicaba de forma respetuosa y segura sus opiniones cuando no estaba de acuerdo o cuando quería proponer sus ideas, en pro del personaje y del trabajo. Me ayudó a conformar un método para la clase que implicaba mucha cooperación y tiempo por parte de ella, y su implicación ayudó a que lográramos con ese personaje ser seleccionados para hacer una simulación con la facultad de psiquiatría. Me acuerdo con alegría que en este proceso cuando terminábamos Lucía hablaba con ilusión sobre como le estaba encantando el personaje, cosa que se le notaba tanto en el trabajo de escena como en el de mesa. En este momento, fue cuando más evidencié como su trabajo detrás de su apropiación técnica y teórica, sumados a su disposición y trabajo con el otro, nacen de un profundo enamoramiento de las artes escénicas.
En el último proyecto trabajamos en la dirección y actuación de 2 personajes relacionados, una pareja de jóvenes que sufren un aborto no deseado, basados en un personaje que Lucía creó un tiempo atrás. Nos enfrentamos ahora a un choque al inicio, en el que nos costaba empatar ideas y llegar a acuerdos, ya que en los 2 surgían imágenes distintas de los personajes. Además, para este momento Lucía estaba en una etapa clave de su trabajo deTesis de su segunda carrera, por lo que era más difícil encontrar los tiempos fuera de clase para trabajar y ella estaba pasando por un gran estrés. Aún en estas situaciones, la disposición de Lucía para el trabajo no se redujo ni un poco, los 2 aprendimos a adaptarnos a las ideas del otro, a ceder en algunas cosas e insistir en otras, organizamos nuestros tiempos para encontrar los espacios de tiempo que pudimos y logramos atravesar exitosamente por ese proceso. Por todo esto, se hizo nuevamente evidente la resiliencia de Lucia, la gestión de su energía creativa, su receptividad y el gran amor que tiene por el arte.
En conclusión, la Lucía que he logrado conocer es alguien que ha atravesado por este proceso, impulsada por su gran amor por el arte, apropiándose de todo lo que ha adquirido en cada clase por la que ha pasado. He visto a Lucía atravesar por procesos retadores y difíciles adaptándose y saliendo adelante, sin abandonar o rendirse a las adversidades, en pro de los procesos creativos y de la construcción de su yo-artista, tanto en la actuación como en la danza. Es una artista con la que definitivamente da gusto trabajar y seguramente más pronto que tarde mucha gente se dará cuenta de eso ahora en el mundo profesional.